Bob Esponja
El lenguaje audiovisual de la televisión es parte integrante de los procesos de desarrollo cognoscitivo del niño y lo acompaña en su crecimiento; expuestos al medio desde edades muy tempranas sus colores, luces, formas, palabras, sonidos y movimientos percibidos, contribuyen a su estimulación y son parte de la educación cultural del niño. Así se inicia un aprendizaje de la cultura audiovisual característica de nuestra época, en la que la programación televisiva, está formando nuevas generaciones de receptores.
Este modelo de televisiόn es el principal agente formador de la cultura del niño. El niño que nunca veía el televisor gozaba de una autonomía que el aparato arrebata hoy a sus descendientes. Esta pérdida de autonomía del niño adquiere su máximo exponente en la continua recepción de mensajes estéticos-culturales, de los cuales no sólo es receptor pasivo, sino a menudo también inconsciente y, desde luego, involuntario.
Los niños y niñas construyen su identidad y su realidad a partir de esa hiperrealidad (conjunto de imágenes formada por la publicidad, los productos de entretenimiento y que llega a nosotros a través de los medios) que los rodea, mas real si cabe que la realidad misma, donde los personajes mediados están mas presentes que sus propias familias y donde no hay distinción entre las representaciones bidimensionales y la realidad tridimensional. A partir de aquí, los niños aprenden a confiar en las imágenes, a considerarlas documentos en vez de construcciones, algo que siguen creyendo cuando son adultos.
CÉSAR JIMÉNEZ YAÑEZ Universidad Autónoma de Baja California
ROSALBA MANCINAS CHÁVEZ Universidad de Sevilla