Un poco de historia: el descubrimiento del arte infantil

El interés por el dibujo infantil comienza a finales del S. XIX y se debe la confluencia de un cúmulo de circunstancias históricas que tienen lugar en varios ámbitos humanísticos del conocimiento.

En primer lugar podríamos hablar del agotamiento de los recursos creativos de las artes plásticas cuyas formas naturalistas de representación llegan a su fin con el movimiento impresionista. A partir de ese momento los artistas inician una carrera desenfrenada en busca de formas creativas más libres y espontáneas volviendo su mirada a las antiguas culturas (la egipcia, la ibérica etc.), al arte primitivo, al arte popular y al propio “arte infantil”, manifestaciones creativas consideradas hasta entonces como primitivas y salvajes. Artistas tan importantes como Gauguin, Picasso o Klee comenzaron a interesarse por el arte de los niños. Este último escribía en 1912: “No olvidemos que el arte tiene sus orígenes en los museos etnográficos y en las habitaciones de los niños de nuestras propias casas” Es famosa la frase que pronunció Picasso al contemplar una exposición de dibujos infantiles: “cuando tenía la edad de esos niños podía dibujar como Rafael. Sólo después de muchos años he podido dibujar como estos niños”.

En segundo lugar hemos de señalar el auge que, por estas mismas fechas, experimentan de las ciencias del hombre, tanto las que se ocupan de sus orígenes (antropología, etnografía, prehistoria etc.) como las que estudian su naturaleza y su comportamiento (psicología, psicoanálisis etc.). Las teorías de Darwin y de Spencer orientaron los estudios antropológicos hacia el estudio del niño al considerar que su conocimiento aportaría luces para tratar de resolver el gran problema de los orígenes del hombre. La famosa ley de Haeckel según la cual “la ontogenia reproduce la filogenia”, alentó la tesis de que a través del estudio de los dibujos de los niños podrían encontrarse las claves para resolver esos trascendentales problemas. No es casual que el primer libro sobre el dibujo infantil, L´arte dei bambini, publicado en 1887, se deba, precisamente, a un arqueólogo (el italiano Corrado Ricci).

Finalmente, tenemos que llamar la atención acerca del auge que, a mediados del siglo XIX, experimenta la psicología como ciencia. A mediados de ese siglo W. Preyer y otos sientan las bases de la psicología evolutiva que prestará una decidida atención al mundo del niño al considerar la infancia como una etapa trascendental del desarrollo humano y su estudio como un área tanto científica como social y humanista. Psicólogos tan importantes como Wundt, Stern o Binet, interesados por el estudio del niño, de su evolución y su comportamiento, advirtieron del interés que sus dibujos revestían para el conocimiento de su personalidad y su desarrollo. Paralelamente con la psicología cobra un gran impulso la pedagogía. Siguiendo a Rousseau, pedagogos como Claparéde, Decroly o Montessory dedican toda su atención al mundo de la infancia. En 1900, la escritora y pedagoga sueca Ellen Key, declaró al siglo veinte como “el siglo del niño”.

A lo largo de los 15 primeros años del nuevo siglo surgen las grandes investigaciones sobre el dibujo infantil, como las del pedagogo bávaro G. Kerschensteiner, las del antropólogo sajón K. Lamprecht o las del psicólogo Claparéde. En 1913 el profesor belga G. Rouma publica el libro Le langage graphique de 1'enfant , la obra más importante de todos estos primeros años. Catorce años más tarde (1927) aparece la obra Les dessin infantin del historiador y filósofo francés G.H. Luquet cuyas teorías sobre el origen de la representación grafica influirán de forma decisiva en la mayor parte de los estudios posteriores (Vigotsky, Piaget, y otros mas cercanos). Para Luquet la representación gráfica, tanto en el hombre primitivo como en el niño, surge de los realismos fortuitos, de las semejanzas con los objetos reales que el sujeto encuentra en sus trazados casuales (garabatos, y otros trazados abstractos).

Desde entonces a nuestros días no han dejado de sucederse los estudios sobre el dibujo infantil. Por su influencia en el medio educativo a lo largo de la segunda mitad del s. XX, he de señalar los de V. Lowenfeld de 1947, los de R Arheim (1954); los de R. Kellogg de 1969 y los de L. Lurçat (1979).

Texto de Antonio Machón

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